La Guerra y la Paz

En los actuales momentos la Revolución Bolivariana se encuentra bajo el asedio de un pequeño grupo de derechistas opositores radicales que pretenden desconocer la voluntad “firme, plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta, total” de la mayoría de nuestro pueblo que ha expresado en diversas oportunidades, 18 de 19 para ser exactos, su determinación de materializar los sueños de la patria buena y con ello derrotar de una vez y para siempre al capitalismo salvaje en su máxima expresión, el neoliberalismo.

Hace 25 años en nuestro país se dio la primera batalla mundial contra el flagelo neoliberal. La democracia puntofijista creyó que con muertos y desaparecidos podrían derrotar la rebelión popular que el 27 de febrero desbordó las calles de pueblo pobre cansado de tanta miseria, hambre y exclusión, dispuestas y dispuestos a arrebatarle por la fuerza a la burguesía parasitaria lo que por derecho les pertenecía. Lo que logró fue cavar su propia tumba y mostrarle al pueblo que la pelea es peleando.

Desde entonces las grandes mayorías nos encontramos rodilla en tierra dispuestas y dispuestos a defender nuestro proceso histórico; sabemos que aún tenemos mucho por conquistar; creemos en la paz como opción de vida y al mismo tiempo nos preparamos para resistir esta nueva arremetida de la derecha fascista.

Quienes creen que con guarimbas violentas, acciones armadas, barricadas, saqueo y destrucción de bienes públicos y servicios básicos –atrincherados en urbanizaciones de clase media y alta de algunas ciudades como Caracas, Valencia o San Cristóbal– van a poder doblegar al heroico pueblo de Venezuela están desconociendo una tradición de lucha que hace más de 500 años comenzó con la resistencia indígena y que aún hoy se mantiene incólume, alimentada principalmente con los ideales del Libertador Simón Bolívar, Ezequiel Zamora, Simón Rodríguez y el legado del comandante Hugo Chávez.

Soñamos con un mundo en el que quepan muchos mundos con el socialismo en el horizonte como esperanza subversivamente transformadora. Por eso le decimos a quien pueda interesar, pero particularmente a los que pretenden desconocer la voluntad popular, que no hay forma ni manera de que derroten al Gobierno del pueblo y para el pueblo, al Estado democrático y social de derecho y de justicia que soberanamente decidimos darnos, para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural. ¡Lo juramos!

@hensaca
Caracas

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